La libertad, Sancho, es uno de
los más preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros
que encierra la tierra ni el mar encubre; por la
libertad
así como por la honra se puede y debe aventurar
la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el
mayor mal que puede venir a los hombres.
Cervantes, M. Don Quijote, segunda parte, cap. LVIII
Cervantes, M. Don Quijote, segunda parte, cap. LVIII
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