¿Oh
Andalucía!, pensaba
Ibn Ammar, mi bella
Andalucía. Y entonces recordó una fábula que le contó en
Silves su antiguo profesor:

"Cuando Dios separó lo seco de lo húmedo y creó la tierra, Andalucía le pidió un cielo siempre azul. Dios cumplió el deseo. Andalucía le pidió un mar azul, frutas dulces, mujeres hermosas. Dios se lo concedió todo. ¿Y un buen gobierno? - pidió Andalucía. No -dijo Dios- eso sería demasiado.
Conténtate con ser una paraíso terrenal".
Baer, F. (1988)
El Puente de Alcántara. Barcelona: Edhasa, 2010.
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